Historia
La ciudad de Elda, que ocupa el solar de la antigua Illa musulmana y la Ella cristiana, está situada en el centro de un apacible valle y conforma hoy una gran mole urbana de 56.000 habitantes de ciudad industrial y laboriosa que tiene en la manufactura de calzado su mayor medio de vida, y cuyos elaborados productos de gran lujo y diseño se expanden en la actualidad por medio mundo.
En el siglo XIX, sobre 1838-1840, cuando era un pequeño pueblo agrícola, parece ser que surge una Fiesta llamada de Moros y Cristianos como evolución de la antigua “soldadesca” o milicia local que disparaba sus arcabuces en salvas de honor al patrón, con influencia de una cultura popular impregnada del espíritu romántico imperante en estas fechas. De esta rudimentaria Fiesta eldense nos habla el insigne tribuno Emilio Castelar, que vivió su infancia en Elda, en su obra “Recuerdos de Elda o las fiestas de mi pueblo”. También hay otros testimonios de estas fiestas decimonónicas -del historiador Lamberto Amat y de transmisión oral- que dejará de celebrarse a partir de los últimos años del siglo XIX, sobre 1883.
En 1945 resurgen estas fiestas -que el año anterior habían protagonizado una manifestación “sui generis” con una heroica salida de festeros vestidos con trajes prestados en poblaciones vecinas. Se crean las cinco primeras comparsas que configuran ya una Fiesta que va creciendo a lo largo de los años creándose nuevas comparsas y adquiriendo una gran popularidad y plena participación de festeros.
San Antonio Abad es el patrón de esta Fiesta, cuyo culto se pierde en el tiempo, siendo una de las fiestas religiosas más antiguas de la ciudad. La ermita donde radica la imagen ocupa un solar contiguo a la antigua mezquita menor de la Elda medieval, que luego pasó a ser iglesia dedicada a Santa Catalina y San Antón. Su festividad litúrgica es el 17 de Enero, alrededor de la cual se celebra la Fiesta hasta 1946 y actualmente la llamada Media Fiesta.
En la Fiesta eldense existen actualmente 9 comparsas, cinco del bando cristiano: Cristianos, Estudiantes, Contrabandistas, Piratas y Zíngaros, y cuatro del bando moro: Marroquíes, Realistas, Musulmanes y Huestes del Cadí. Cada una de ellas con su traje oficial característico aunque en los desfiles muchas de sus escuadras lucen espléndidos trajes especiales. En cada comparsa se nombran anualmente una Abanderada y Capitán mayores y otros cargos similares infantiles, que presiden cada acto festero en dichas agrupaciones. Alrededor de 7.000 festeros conforman estas nueve comparsas, teniendo muchas de ellas más de 1.000 festeros en sus filas.
La mujer juega un papel muy importante en la Fiesta pues la mitad aproximadamente de sus componentes son mujeres que desfilan en escuadras que visten preciosos trajes de variado diseño.
La Fiesta en los tiempos actuales se celebra en torno al primer domingo de Junio -de jueves a lunes- salvo si coincide con la festividad de Corpus Christi.
El miércoles anterior al inicio de la Fiesta tiene lugar el Pregón desde el castillo de embajadas sito en la plaza de la Constitución, que cada año realiza un destacado personaje de la música o el teatro, disparándose a continuación los fuegos artificiales.
El jueves comienza oficialmente la Fiesta con la Entrada de Bandas -8 tarde- en que todas las agrupaciones musicales de cada comparsa y la banda local Santa Cecilia desfilan hacia la Plaza de la Constitución donde todas ellas interpretan de manera conjunta el pasodoble Idella, dirigidas por un prestigioso músico local o foráneo. A las 12 de la noche tiene lugar la informal Retreta, donde los festeros desfilan con sus trajes oficiales formando bloques que evolucionan al ritmo de pasodobles o marchas.
El viernes por la mañana los arcabuceros de todas las comparsas acompañan al estandarte del Santo, autoridades y Junta Central, disparando al Alardo, hasta la ermita desde donde se procede al traslado de la imagen de San Antón a la Iglesia de Santa Ana. A las 7 de la tarde se celebra el Desfile Infantil, en el que solamente desfilan los niños encabezados por sus cargos de Abanderada y Capitán infantiles y los boatos que inician cada bando.
El sábado -a las 10 de la mañana- se inicia el Alardo de arcabucería que acaba en la Plaza del Ayuntamiento con la Estafeta y Embajada Mora, seguida de la batalla y asalto al castillo. Por la tarde -18 horas- tiene lugar la triunfal Entrada Cristiana donde desfilan los dos bandos encabezados por el séquito del Embajador Cristiano y el boato de la comparsa que abre desfile.
El domingo tiene lugar la Diana festera, a las 8 de la mañana; a las 11 la Ofrenda al Santo y la Misa festera, tras la cual se dispara una mascletá y se lleva a cabo el acompañamiento de cargos. Por la tarde -18 horas- con el mismo ceremonial que el día anterior tiene lugar la majestuosa Entrada Mora, que encabeza el séquito del Embajador Moro y el boato de la primera de las agrupaciones moras.
El lunes –a las 10 de la mañana- se celebra el segundo Alardo que acaba con la Estafeta y Embajada Cristiana, seguida de la batalla y asalto al castillo. La Procesión general del Santo -a las 18,30- y el consiguiente traslado de la imagen a su ermita cierra los actos de las Fiestas de Moros y Cristianos.
En los actos de las Embajadas o parlamentos que son el momento en que culmina el ritual festero moro y cristiano, se utilizan unos textos del siglo XIX. La Embajada Mora, que se atribuyó durante mucho tiempo al poeta eldense Juan Rico y Amat, es anónima y se ha tomado prestado de la fiesta alcoyana. La Embajada Cristiana es obra original del poeta de nuestra ciudad Francisco Laliga Gorgues. Son textos de corte romántico que manifiestan un sentido patriótico enraizado en el pueblo.
Desde hace unos años, antes del acto de las Embajadas, se recita un texto divulgador de los verdaderos hechos históricos acaecidos en Elda en estos tiempos de la Reconquista, obra del historiador local Antonio Poveda Navarro.
La Fiesta de Moros y Cristianos de Elda tiene ya una riqueza musical propia. El Certamen de Música Festera, que ha llegado a su XXV edición en el año 2010, ha hecho que cada comparsa tenga su pasodoble o marcha, además de otros elementos de la Fiesta como el propio Santo, los embajadores, el castillo, las sedes de Junta Central...etc. y muchas escuadras y festeros de pro a quienes se les ha dedicado cantidad de piezas festeras de todo tipo.
La organización de la Fiesta de Moros y Cristianos de Elda recae en la Junta Central de Comparsas, que a través de sus instituciones -Junta de Gobierno, Asamblea de Compromisarios, comisiones- deciden todo lo que es propio de la Fiesta y su discurrir por las calles de Elda.
La fiesta de Elda es una de las de mayor participación de cuantas se celebran a lo largo de muchos pueblos de la Comunidad Valenciana. Más de 7.000 festeros inundan las calles de la ciudad durante los cinco días que duran las fiestas con su alegre deambular, acompañados de gran cantidad de bandas de música que con sus ritmos de pasodoble, marcha cristiana o marcha mora llevan la Fiesta a todos los rincones de la población. En cada calle hay un « cuartelillo » o sede de comparsa o de escuadra, donde los festeros atienden a todo el mundo sin importarles si son moros o cristianos, festeros o paisanos, eldenses o forasteros. Todo aquel que entra en uno de estos locales –y los hay que son verdaderas maravillas por su decoración ambiental- puede comprobar la magia de esta Fiesta, la generosidad sin límites de sus festeros, la camaradería y ambiente de convivencia sana y sincera que reina por doquier. El ambiente, de día y de noche ininterrumpidamente, rompe todos los moldes imaginables de cualquier concepción que se tenga de unas fiestas de este tipo y atrae a muchísimos visitantes que comparten el espectáculo de los desfiles, las verbenas nocturnas en calles y jardines y el ambiente festero y festivo que se respira en cada rincón de la ciudad. Casi todo el mundo viste de alguna manera el traje de su comparsa, de moro, cristiano, contrabandista, estudiante, zíngaro o pirata; unos, los festeros que pertenecen a alguna de estas comparsas, de manera más ortodoxa, otros, la inmensa mayoría vistiendo alguna prenda característica de los distintos trajes para poder así estar más embebido del ambiente y el espíritu de esta maravillosa Fiesta de Moros y Cristianos.